El pasado jueves, 17 de septiembre, la Comisión Europea, presentó su plan para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de la UE en al menos un 55% de aquí a 2030, en comparación con los niveles de 1990. Este nivel de ambición para la próxima década situará a la UE en una senda equilibrada para alcanzar la neutralidad climática de aquí a 2050. El nuevo objetivo se basa en una evaluación de impacto exhaustiva de los efectos sociales, económicos y medioambientales. Esta mayor ambición también pone de relieve el liderazgo mundial continuado de la UE con miras a la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26).
Así, la Comisión ha presentado una modificación de la propuesta de Ley Europea del Clima con el fin de incluir el objetivo de reducción de las emisiones para 2030 en al menos un 55% como punto de partida para alcanzar el objetivo de neutralidad climática en 2050.
Por otro lado, ha solicitado al Parlamento y al Consejo que confirmen ese objetivo del 55% como nueva contribución determinada a nivel nacional de la UE en virtud del Acuerdo de París, y que lo presenten a la CMNUCC antes de finales de año.
Además, ha establecido las propuestas legislativas que se presentarán a más tardar en junio de 2021 para aplicar el nuevo objetivo a través de las siguientes medidas: revisar y ampliar el régimen de comercio de derechos de emisión de la UE; adaptar el Reglamento de reparto del esfuerzo y el marco para las emisiones del uso de la tierra; aumentar la eficiencia energética y las políticas en materia de energías renovables, y hacer más estrictas las normas en materia de CO2 aplicables a los vehículos de carretera.
Junto con el Plan de objetivos climáticos para 2030 y su evaluación de impacto, la Comisión también ha adoptado una evaluación de los planes nacionales de energía y clima de los Estados miembros para 2021-2030. La evaluación de la Comisión muestra que la UE está en vías de superar su actual objetivo de reducción de emisiones para 2030 en al menos un 40%, en particular gracias a los progresos que está registrando el despliegue de las energías renovables en toda Europa. Para alcanzar el nuevo objetivo del 55%, la UE tendrá que seguir aumentando la eficiencia energética y la cuota de las energías renovables. Serán precisos nuevos análisis y consultas a este respecto para que la Comisión pueda presentar propuestas legislativas en junio de 2021.
El nuevo objetivo climático para 2030 contribuirá a centrar la recuperación económica que tanto necesita Europa tras la pandemia de coronavirus. Estimulará las inversiones en una economía eficiente en el uso de los recursos, fomentará la innovación en tecnologías limpias, impulsará la competitividad y creará empleos verdes. Los Estados miembros pueden recurrir a los 750.000 M€ del instrumento de recuperación Next Generation EU y al próximo presupuesto a largo plazo de la UE para realizar estas inversiones en transición ecológica. Para respaldar las inversiones necesarias, la Comisión también ha adoptado las normas que regularán el nuevo mecanismo de financiación de energías renovables de la UE para facilitar la colaboración entre los Estados miembros en la financiación y el despliegue de proyectos en el ámbito de las energías renovables.
Invertir en un futuro climáticamente neutro en beneficio de nuestros ciudadanos
En cuanto a la comunicación de la Comisión “Intensificar la ambición climática de Europa para 2030: Invertir en un futuro climáticamente neutro en beneficio de nuestros ciudadanos”, destacan lo siguientes mensajes en apoyo al transporte público:
• La movilidad aún tendrá que ser considerablemente más limpia, mediante vehículos de cero emisiones bien asentados para sustituir a los convencionales, un sólido desarrollo del transporte público y un mayor uso de modos de transporte sostenibles y soluciones multimodales a través de una amplia gama bien integrada de opciones de movilidad limpia.
• El transporte público y privado limpio y eficiente aportará beneficios importantes a los ciudadanos particulares y a las comunidades. Aumentar la cuota modal de transporte público y la movilidad activa, como los traslados a pie y en bicicleta, así como la movilidad automatizada, conectada y multimodal, junto con unas normas más estrictas en materia de contaminantes atmosféricos y emisiones de CO2, en el caso de los vehículos, reducirá drásticamente la contaminación procedente del transporte, especialmente en las ciudades.
• Todos los sectores del transporte —carretera, ferrocarril, aviación y transporte fluvial— tendrán que contribuir al esfuerzo de reducción del 55%. Una combinación inteligente de mejoras de la eficiencia de vehículos, un mayor uso de modos de transporte sostenibles y de soluciones multimodales, la digitalización para una gestión inteligente del tráfico y la movilidad, la tarificación vial y demás incentivos pueden reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y, al mismo tiempo, combatir de manera significativa la contaminación acústica y mejorar la calidad del aire. Además, los nuevos servicios de movilidad sostenible y un mayor uso de los servicios urbanos de autobús y ferrocarril existentes pueden reducir las emisiones, los atascos y la contaminación a la vez que mejoran la seguridad vial, especialmente en las zonas urbanas. La próxima Estrategia para una Movilidad Inteligente y Sostenible abrirá el camino para que el sector domine la doble transición ecológica y digital y cree un sistema de transporte resiliente y sostenible para las generaciones venideras.
• A fin de alcanzar la neutralidad climática y garantizar que los sectores con emisiones más difíciles de reducir tengan acceso a cantidades suficientes de combustibles renovables y con bajas emisiones de carbono, los vehículos convencionales tendrán que ser desplazados gradualmente por vehículos de emisiones cero, y deberá hacerse un mayor uso de los servicios de transporte colectivo sostenible.