Por Borja Moreno Moreno
Máster en Movilidad y Experto en Seguridad Vial. Técnico de Seguridad Vial del Real Automóvil Club de España (RACE)
En la actualidad, cerca del 90% de los accidentes en la carretera tienen su origen en un error humano. Y, aunque la siniestralidad del bus sea muy inferior a la del automóvil según datos de la Dirección General de Tráfico (2 fallecidos en 2015 y 21 en 2016 en autobús, frente a 693 fallecidos en 2015 y 754 en 2016 por accidentes en turismos), es probable que la introducción del vehículo autónomo, acompañada de mejoras en las infraestructuras, consiga una reducción de la siniestralidad, además de una reducción en las emisiones de CO2 debido al perfeccionamiento del modo de conducción (frenadas, aceleraciones y mantenimiento de la velocidad).
Existen numerosas marcas que han lanzado al mercado modelos de vehículos con funciones de conducción autónoma. De hecho, esta autonomía no solo ha llegado al automóvil, también ha llegado a su hermano mayor, el Bus.
Un claro ejemplo de vehículo autónomo son los minibuses de la empresa Navya. Estos se lanzaron como un experimento de un año de duración en septiembre de 2016 en el nuevo barrio de Confluences de Lyon (380.000 vecinos). Es la primera vez que circulaban por la vía pública con pasajeros a bordo, aunque se tratase de una zona peatonal de oficinas separadas del centro de la ciudad y del núcleo urbano.
Este proyecto consistió en dos mini-autobuses de casi cinco metros de largo por dos de ancho, uno naranja y otro blanco, sin conductor, con capacidad para 15 personas, eléctricos recargables, con una autonomía de entre seis y ocho horas.
En su interior, ni volante ni asiento de conductor: tan solo una cabina con unas butacas para tres personas a un lado, otras tres al otro lado, unos asientos reclinables a un costado y al otro las puertas. Recorren una distancia de 1,35 kilómetros, con tres paradas, haciendo de enlace entre el centro comercial, donde llega la red de transporte público de la ciudad, y la zona más remota de oficinas modernas, entre las que se encuentra la nueva sede de la televisión Euronews, circulando a unos 20 kilómetros por hora (con capacidad de alcanzar los 45 kilómetros por hora).
Desde el lanzamiento en Lyon, la empresa ha exportado sus vehículos a las calles de Doha (Qatar) y de Perth (Australia), además de Sion (Suiza), entre otras ciudades. También está presente en instalaciones privadas, como la central nuclear EDF de Civeaux, en Francia, el aeropuerto de Christchurch, en Nueva Zelanda, o el campus de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos. En total, existen 30 vehículos Navya Arma en todo el mundo, y la empresa acaba de festejar haber transportado a más de 100.000 pasajeros.
No son pocas las compañías que están invirtiendo en este modelo de movilidad. Otro ejemplo es Mercedes-Benz. La compañía alemana cuenta con el Future Bus, un autobús urbano que funciona con el sistema CityPilot. Esta tecnología, basada en la conducción autónoma de los camiones con el sistema Highway Pilot, combina una serie de radares y cámaras que lo hacen capaz de detenerse ante obstáculos (especialmente peatones en la carretera), adaptarse al tráfico urbano, pasar por túneles y reconocer los semáforos y comunicarse con ellos vía wifi (una de las funciones de esta comunicación es dar prioridad al recorrido del autobús por lo que podría tener en su trayecto todos los semáforos en verde).
Fuente: https://www.mercedes-benz.es/
Este vehículo se estrenó en Ámsterdam con una ruta de 20 kilómetros: desde el aeropuerto de Schiphol hasta la ciudad de Haarlem. El autobús primero analizó el recorrido, y analizó si el estado de la vía era apto para poner el modo autónomo. La comprobación fue efectiva, así que se pudo activar la tecnología CityPilot, desarrollada por Daimler, a través de un botón accionado por el conductor. A lo largo del recorrido, en el que había dibujado un carril que seguía el vehículo, el conductor no tuvo que accionar el acelerador ni el freno; tan solo tuvo que intervenir para girar el volante cuando había tráfico. Tampoco tuvo que accionar las puertas para que accediesen los pasajeros. No obstante, el conductor siempre tenía que estar atento para tomar los mandos del vehículo por si ocurría alguna situación de emergencia.
Hay que tener en cuenta que este sistema de transporte autónomo podrá mejorar notablemente el nivel de seguridad, aliviando la carga del conductor y operar con alta eficiencia.
Pero estas pruebas no se están realizando solo en el extranjero. En España también se llevan a cabo proyectos de este tipo, como el que está llevándose a cabo en Talavera de la Reina.
Allí, Telefónica se ha aliado con Ericsson para proveer el terminal 5G, EasyMile, que aporta el microbús autónomo, y CarMedia Solutions, que es el encargado de dotar de contenidos multimedia y servicios digitales a los usuarios del autobús.
Esta nueva red móvil de quinta generación permite no sólo mucha más velocidad, sino, sobre todo, la baja latencia imprescindible para desarrollar, por ejemplo, la conducción autónoma.
Un vehículo de este tipo, como el microbús EZ10, cuenta con numerosos sensores para explorar lo que sucede alrededor, y la inteligencia necesaria para tomar decisiones. Monta una cámara en la parte superior y ocho sensores ópticos a su alrededor, dos en la parte frontal, otros dos en la trasera y otros dos en cada lateral; es capaz de detectar obstáculos en la calzada y frenar a tiempo.
Fuente: https://www.telefonica.com
Si no hay que conducir, el tiempo a bordo se puede dedicar a otras actividades. Telefónica lo llama quinta pantalla. El microbús está dotado de un monitor de gran tamaño en el que se puede disfrutar de diversas opciones, desde contenido en streaming hasta información sobre los lugares por los que se está circulando.
Además, en el mes de septiembre llegará a Cataluña otra experiencia de transporte público con vehículos autónomos con una prueba piloto que se realizará en ocho municipios catalanes de tamaño pequeño y mediano. En concreto, entre el 3 de septiembre y el 28 de octubre las ciudades seleccionadas por la Asociación de Municipios por la Movilidad y el Transporte (AMTU) acogerán durante una semana un autobús autónomo, a modo de “roadshow”, en que el vehículo circulará “de forma experimental”.
Esta iniciativa tiene dos objetivos principales. En primer lugar, que la ciudadanía en general “pueda ver cómo funciona un vehículo de estas características y cómo interactúa con la ciudad”. En segundo lugar, el proyecto también se dirige a los Ayuntamientos para que “puedan ver cómo se comporta el vehículo y qué cambios deberán adoptar las ciudades para adaptarse a su funcionamiento”, ya que la introducción del vehículo autónomo llevará aparejados varios cambios relacionados con las posibles adaptaciones de las vías y la legislación correspondiente.
Una vez vistos estos vehículos, sus niveles de autonomía, y sus potenciales mejoras para la seguridad vial, me pregunto: ¿Hasta dónde seremos capaces de automatizar la movilidad? ¿y cuándo conseguiremos esta utopía del pasado? No debemos olvidar nunca que toda mejora en el transporte debe ir enfocada a luchar contra los factores que atentan contra su eficiencia y su seguridad.
Ver el artículo en la Revista CONFEBUS.